
Una oposición y una competición deportiva tienen muchas cosas en común.
Hay unas pruebas exigentes donde no sólo tienes que hacerlo bien (aprobar), sino hacerlo mejor que el resto.
También hay un “entrenamiento” en forma de largo proceso de preparación y estudio.
Como en el deporte, los factores psicológicos son fundamentales.
Controlar los nervios, mantener la concentración y la confianza, regular las emociones… son aspectos clave a la hora de lograr un buen resultado.
A diferencia del deporte, el rendimiento es exclusivamente intelectual (salvo las pruebas físicas de EF, policía y bomberos) lo que aumenta la importancia de los factores mentales.
Sin embargo, tanto opositores como preparadores prestan muy poca atención a la preparación psicológica.
Los siguientes ejemplos son habituales:
- Llegar dominando el temario y hundirse en la prueba por la ansiedad.
- Perder la concentración y la confianza al darnos cuenta de un error durante la prueba.
- Precipitarse en la parte inicial por un exceso de activación.
- No mantener la constancia en el estudio por supuesta falta de motivación.
Muchas personas incluso sufren y lo pasan realmente mal, afectando a otras áreas de su vida.

Estas dificultades son similares a las que tienen que afrontar los deportistas en la competición.
Personalmente, he podido trabajar con algunos opositores y comprobarlo de primera mano.
La buena noticia es que con los métodos de la psicología deportiva se puede mejorar mucho, tanto en el resultado de la oposición, como a la hora de sufrir menos y mejorar el bienestar y calidad de vida.
En este artículo veremos cuáles son los errores principales y las claves para mejorar usando los conocimientos de la psicología del deporte.
ERRORES PRINCIPALES
Aprendizaje vs Rendimiento
Este error es el más importante porque está en la base de todos.
En el deporte se entrena para competir. Nadie es campeón del mundo del entrenamiento.
Todo lo que se hace en el entrenamiento está dirigido a mejorar el rendimiento el día de la competición.
En una oposición, la adquisición de conocimientos es un requisito previo, no un fin en sí mismo.
El fin es demostrar ese conocimiento el día y la hora señalados (ni antes ni después).

*Nota: por supuesto uno debería prepararse para hacer mejor su trabajo y la oposición debería ser un trámite para evaluar exactamente eso, pero la realidad es diferente.
No te van a valorar por cuántas horas has dedicado, por cuántos temas dominas… te van a valorar por cómo lo hagas el día de la prueba y con el tema concreto que salga. Todo lo demás no cuenta.
Prepararse bien es importante, claro, pero si no eres capaz de demostrarlo en el momento exacto, no sirve de nada, no se valora.
Verlo así te ayudará a entender que hay otras variables a tener en cuenta más allá de las horas de estudio, temas aprendidos, etc. como el descanso, el sueño, la actividad física… en definitiva mantener la mente en forma para tener más rendimiento el día de la prueba.

La preparación debe estar diseñada para que tu pico de rendimiento se dé en el momento clave. Todo lo que hagas debe ayudar a mejorar tu rendimiento, si no es así, es mejor eliminarlo.
Preparación desequilibrada
Para muchos, el problema no está tanto en la prueba sino en el proceso de estudio.
Un proceso largo y agotador que acaba pasando factura en las relaciones sociales, tiempo de ocio, salud y bienestar físico y psicológico.
Parte del problema está en una planificación desequilibrada que no tiene en cuenta el funcionamiento global del organismo y sus necesidades.
Salud no es sólo ausencia de enfermedad, salud es estar en forma (fitness). Más salud es igual a más rendimiento.

Sacrificar la salud por el rendimiento sólo tiene sentido a muy corto plazo (p.ej. quitar horas de sueño para terminar un trabajo urgente), pero no es sostenible a largo plazo.
El error de base está en la vieja separación entre cuerpo y mente. Tu cerebro forma parte de tu cuerpo. Ya lo decían los antiguos “Mens sana in corpo serrano”. No, espera, creo que no era así 🙂
Hay que prestar especial atención a la actividad física, la nutrición y el descanso.
Actividad física y rendimiento cognitivo
Una de las principales funciones del cerebro es controlar el movimiento.
La actividad física influye en el funcionamiento y rendimiento mental a través de diferentes mecanismos:
- Mejora el rendimiento y flexibilidad cognitiva a través de un aumento de la materia blanca (estudio)
- Estimula la producción de BDNF, una proteína que favorece la creación de nuevas neuronas (neurogénesis) (estudio).
- Mejora la vascularización y oxigenación en el cerebro (estudio) y aumentan los niveles de neurotransmisores (serotonina y dopamina) con gran impacto en la motivación y estado de ánimo.
- El sedentarismo no sólo se relaciona con problemas como sobrepeso, obesidad o diabetes, sino que también tiene un impacto negativo en la función cognitiva (estudio).
Moverte más no sólo te hace más sano, también te hace más inteligente.

Algunas pautas sencillas a tener en cuenta:
- Incluye más movimiento (variedad) y actividad física en tu día a día.
- Evita pasar muchas horas sentada o sin cambiar de postura.
- Si haces largas sesiones de estudio, programa descansos activos. Algunos ejemplos: una secuencia de yoga (la respiración es fundamental), ejercicios de movilidad, algo de calistenia, estiramientos.
- Incluye al menos dos días de ejercicio físico (mínimo treinta minutos) a la semana.
Son pautas generales pero pueden suponer un gran cambio para muchos.
Se puede hilar más fino y programar el tipo de ejercicio físico y el momento de hacerlo para obtener los máximos beneficios de cara al estudio. En otro artículo profundizaremos.
Sueño y descanso
La relación del sueño con el funcionamiento mental es clara y conocida (estudio).
Pero descansar va más allá de simplemente dormir ocho horas.
“Tu cerebro aprende” cuando descansa. La consolidación del aprendizaje se produce en los estados de reposo funcional del cerebro (estudio)
Si no descansas suficiente por estudiar más, simplemente estás rompiendo el equilibrio entre trabajo y recuperación, y malgastando tu tiempo.
A veces menos es más.
Nutrición
Tu cerebro consume alrededor de un 20% de la energía que necesitas.
Para que su funcionamiento sea óptimo, no puedes darle cualquier combustible.
Es un tema complicado ya que hay muchos mitos y desinformación. Además, la industria alimentaria no lo pone nada fácil.
Según sean tus hábitos nutricionales y los alimentos concretos en un momento puntual, puedes provocar picos elevados de insulina y posteriores niveles bajos de glucosa en el cerebro.
Esto haría que tu cerebro se fatigue antes, perdiendo concentración y perjudicando tu rendimiento en el estudio (o en la prueba).
La forma en la que tu alimentación influye en tu microbiota también puede afectar a tu motivación y estado de ánimo (revisión, estudio, estudio)
De nuevo, merece otro artículo aparte.
Metodología obsoleta
Mucha gente sigue estudiando igual que hace cien años en pleno siglo XXI. Aplicar los conocimientos de la neurociencia cognitiva ayudaría a optimizar el proceso de aprendizaje.

Desde la aparición de las técnicas de neuroimagen sabemos muchas más cosas sobre cómo funciona el cerebro cuando aprendemos.
Algunos de estos avances pueden ayudarte a optimizar la consolidación de la memoria, programar y estructurar mejor las sesiones de estudio para rendir más y sacar más provecho, etc.
Constancia y motivación
Mantener la motivación alta y ser constante durante tanto tiempo no es fácil.
El error habitual está en depender de motivaciones secundarias.
Conseguir la plaza, entrar en bolsa, aprobar… son motivaciones secundarias, indirectas, no tienen un valor real en sí mismas sino que nos motivan por lo que nos permiten conseguir.
Mejorar las condiciones laborales, tener más estabilidad o más tiempo libre, ya está un poco mejor, pero seguimos en la superficie.
*Ojo, si no tienes para comer o para pagar el piso, conseguir trabajo es una motivación esencial, pero para la mayoría no.
Hay que ir un poco más lejos y buscar lo que realmente es importante.
Necesitas profundizar más, ¿para qué quieres la estabilidad, más tiempo libre o más vacaciones? Necesitas saber para qué y por qué estás aquí. ¿Por qué quieres hacer esto y no otra cosa? ¿Qué es lo que le da sentido a todo el esfuerzo que vas a tener que hacer?

Si sabes por qué estás haciendo esto y hacia dónde vas, es más fácil vencer la resistencia cuando aparezca. Te ayudará a persistir y rehacerte después de un problema.
Y al contrario, si no tienes un buen motivo, cuando empiecen los problemas y las dificultades, lo más probable es que abandones o bajes mucho el nivel.
CLAVES PSICOLÓGICAS PARA MEJORAR
Las emociones no son el enemigo
Cuando tenemos mucho tiempo para prepararnos queremos tener todo atado y bajo control. Esto lleva a querer controlar también el estado mental durante la prueba.
Pero no siempre es posible.
En las oposiciones, igual que en las competiciones importantes de máxima presión, pensamientos y emociones parecen tener vida propia.
En estas circunstancias es normal que aparezcan multitud de pensamientos difíciles de controlar.
Cuando hay cosas en juego, la preocupación es algo inevitable. Si luchas contra pensamientos o emociones no deseadas, puedes provocar un efecto rebote y perderás concentración en lo importante.
No necesitas ser un superhéroe mental
Muchos idealizan a los grandes campeones como una especie de superhéroes siempre motivados, que no se ponen nerviosos, nunca dudan y parecen tener todo bajo control.
Los medios y la publicidad fomentan y explotan este ideal porque vende más.
Pero no es real.

Los campeones también dudan, tienen miedo, sienten inseguridad… como tú y cómo yo.
Los grandes campeones son fuertes mentalmente, pero no porque no sientan miedo o nerviosismo, sino porque lo aceptan y siguen adelante, comprometidos con su objetivo y centrándose en lo que pueden controlar.
Las tres claves: concentración, concentración y concentración
El objetivo no es estar tranquilo y relajado (necesitas cierta tensión para rendir al máximo).
Tampoco es no tener dudas o preocupaciones (son parte de las situaciones importantes).
El objetivo es mantener la concentración en lo importante a pesar de las dificultades.
No puedes controlar directamente tus emociones o tus pensamientos intrusivos, pero sí puedes controlar en qué te concentras, en qué fijas tu atención.
Hacerlo en situaciones de presión, bombardeado por pensamientos y emociones no es fácil, pero es algo que puedes entrenar.

“La capacidad de concentrarte y gestionar lo que sucede en tu mente, es una habilidad que puede fortalecerse con el tiempo”
Lebron James
En la preparación mental de los deportistas utilizamos técnicas como: rutinas pre-competitivas, planes de competición, condicionamientos, técnicas adecuadas de visualización, entrenamiento en Mindfulness, etc.
Con las adaptaciones apropiadas, muchas de estas técnicas y métodos son útiles para la preparación de oposiciones.
En los últimos años he trabajado con opositores y he podido comprobarlo.
Si tienes interés puedes echar un vistazo al programa que he preparado: Mente a Examen.
CONCLUSIÓN
Prepararse para una oposición es algo más que estudiar.
Necesitas tener en cuenta el factor mental.
En el día de la prueba es un factor decisivo. Pero también en el estudio ayuda a optimizar el tiempo, mejorar el rendimiento y el bienestar psicológico.
Muchas personas fallan repetidamente en su objetivo a causa de las dificultades psicológicas.
Pero puedes hacer algo.
Esas dificultades son similares a las que enfrenta un deportista en competición. La experiencia y los métodos de la psicología deportiva en la preparación mental de los deportistas pueden ser de gran ayuda.
No pierdas la oportunidad de mejorar.
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